Queridos hijos, ¡Mi Señor os ama y os espera! Acercaos a Él, que está presente en todos los Tabernáculos de la Tierra, y adoradlo. Días vendrán en que encontraréis el Precioso Alimento en pocos lugares. Sufro por aquello que viene para vosotros. Los defensores de la verdad serán despreciados y lanzados fuera. Muchos retrocederán por miedo, pero un pequeño rebaño permanecerá fiel y anunciará la plena verdad en toda parte. Incluso en medio de la persecución, no retrocedáis. El Cielo será vuestra recompensa. Dadme vuestras manos y Yo os conduciré a Aquel que es vuestro único Camino, Verdad y Vida. ¡Adelante, sin miedo! Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Yo os bendigo en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Quedad en paz.